El trabajo en el campo no para en todo el año… Y cada fase por la que pasamos es importante porque afectará a la posterior y todo ello tendrá su repercusión en la vendimia, y por tanto, en los vinos.

La poda es una de esas fases de gran importancia, que tiene lugar durante los meses de enero y febrero, siempre en los días de menor humedad, para favorecer que el corte cicatrice mejor. Estos meses son los propicios ya que la cepa está en estado vegetativo, como dormida.

Durante este periodo, nuestros técnicos de campo han estado, con su trabajo, dando los pasos que marcarán la personalidad de la próxima cosecha.

En Bodega Sierra Norte somos partidarios de una baja producción, una uva pequeña y con los granos separados entre sí, y esto también se determina en la poda.

Ya sabemos que para la foto quedan preciosos esos racimos bien gorditos y repletos de granos, pero en la práctica, cuando buscas calidad frente a cantidad, cuanto más pequeño sea el grano, más concentración de aportes tendrá. Y si los granos están separados entre sí, mejor, porque permitirán circular el aire, lo que evita podredumbre.

Aquí tenéis un racimo de los que nos gustan, en este caso, de Bobal.

Éstas son nuestras técnicas de poda:

Técnicas hay muchas, pero para nuestras viñas nosotros empleamos estas tres: Cordon Royat, Guyot y a Vaso.

La poda a Cordón Royat la utilizamos en las variedades tintas, con ella logramos una mayor concentración polifenólica en las uvas, y en consecuencia, también en los vinos. La poda corta nos dará menos racimos, pero serán de mayor calidad, algo que a nosotros nos compensa mucho.

PODA A CORDON

La poda a Guyot la aplicamos para elaborar vinos jóvenes, que van a tener una mayor frescura y acidez. Esta técnica consiste en dejar una serie de pulgares cortos y un sarmiento largo y curvo (o dos, si se trata de Guyot doble), que atamos al alambre de la espaldera. Con esta técnica conseguimos una producción controlada y favorecemos que la planta tenga cierta vigorosidad.

PODA A GUYOT

La poda en Vaso es para las viñas cuyo crecimiento no está conducido, es decir, que crecen sin apoyo y están a baja altura. Así eran todas las viñas en España hasta que llegó la recolección mecánica, que requiere que estén en espaldera. En la poda de este tipo de viñas solemos dejar 5 brazos, con 1 ó 2 pulgares en cada uno y dos yemas por pulgar. Además, intentamos que el brote sea hacia el exterior, para favorecer que se genere un espacio en el centro que permita la entrada del sol, pero sin insolación directa, y que ofrezca una buena aireación.

Conclusión:

La próxima vez que tengas delante una copa de vino acuérdate también del podador, que con el manejo certero de la tijera puso su granito de arena para que disfrutes de esos momentos de placer que proporciona un buen vino.