A estas alturas de agosto, la actividad en la bodega empieza a vivirse de otra manera. En pocas semanas, las variedades más tempranas estarán listas para recolectarse, y la vendimia de la añada 2016 se dará por inaugurada.

Como bien intuiréis, la temporada de vendimia es frenética, así que en estas semanas se vive una tensa calma para dejarlo todo preparado: los depósitos listos para recibir el mosto que se transformará en vino, las máquinas que intervienen en el proceso (despalilladoras, tolvas, prensas…) preparadas para la acción, y siempre con un ojo puesto en el viñedo para controlar la maduración y otro en la meteorología, para controlar las tormentas de verano que pueden contribuir a adelantar la recolección o a darnos algún susto.

Como tenemos viñedo en distintas zonas, la vendimia nos va llegando escalonada. En La Roda, previsiblemente, será donde empecemos. Allí, por clima y por el tipo de varietales, la vendimia suele arrancar la última semana de agosto.

A los pocos días se unirá Camporrobles. Allí tenemos el grueso de nuestro cultivo con un total de 320 hectáreas y 11 variedades, entre ellas, la estrella, la Bobal. Poco después, los viñedos de Monastrell que tenemos en El Pinós, entre Jumilla y Alicante, reclamarán su turno. Y para nuestro equipo de enólogos, técnicos de campo, de bodega y vendimiadores comenzará la época más intensa del año.

Las uvas son las que irán marcando los tiempos. Esos meses todo gira en torno a ellas. Ellas marcarán la marcha de la vendimia en base a su maduración.

Y así estaremos hasta entrado el mes de octubre, que es cuando solemos terminar en Camporrobles, ya que al estar a 920 metros de altitud, la maduración de algunos varietales es más tardía, algo que también es un privilegio porque esa altitud contribuye a producir una uva de calidad excepcional.

Así que aún nos queda algo de trabajo para dejarlo todo a punto. Os dejamos y seguimos con ello. ¡Os iremos informando de las novedades que nos traiga el campo!